martes, 7 de mayo de 2013

¿Educamos a máquinas o a personas?



Innovación educativa
            Para la elaboración de este documento, para empezar se realizará un resumen con las ideas principales que se expusieron en la charla. Seguidamente se valorarán los contenidos de ésta, realizando una reflexión personal de la impresión de las ideas que extraje gracias a dicha charla.
            La charla dejó desde un principio claro cuáles eran sus bases y la visión que tenía él de la escuela, empezando por unos objetivos.
Objetivos.
-          Entender la innovación como una estrategia fundamental en la gestión de un centro educativo.
-          Comprender la orientación al servicio y al mercado como forma de actuar en un entorno competitivo.
-          Darse cuenta de la importancia de la marca para un centro educativo.
-          Conocer herramientas para llevar a cabo la innovación.
La escuela es un servicio al cliente, en el que se ha de intervenir tiempo en las personas. En todas las relaciones con el exterior la escuela, o para este señor, la empresa, se hace presente en nosotros. Todo está comunicado. ¿Qué quiere el cliente de él? Su intención es consolidar la relación con los alumnos y su formación integral  para su futuro laboral y felicidad personal.
El marketing es la actividad de la organización y conjunto de procesos para crear, comunicar, entregar e intercambiar ofertas que tienen valor para los consumidores, clientes, socios y la sociedad en su conjunto. De tal manera que la escuela es un lugar de negocio en el tanto padres y niños son clientes y compran sus productos a través de un buen programa de marketing.
El cliente actual ha cambiado, la atención es un recurso escaso y la demanda es superior a las necesidades. La enseñanza también ha cambiado, ahora hay muchos padres divorciados, la madre trabaja fuera del hogar, nuevas familias, cesión a los abuelos, 8 horas de colegio, tv, internet, videojuegos…
El cliente compra soluciones, se va por errores invisibles, sus necesidades crean productos, quieren que sus conveniencias sean lo primero, quieren alto estándar. Comenta que hay una tendencia de aprender a pensar como clientes con el objetivo de mejorar sus productos para que sean comprados.
Para este señor, los colegios son marcas que constituyen la gran empresa que forma la industria de la emoción. Se usó un término en la charla, que desconocíamos, el llamado “branding”, el cual consiste en trabajar de manera continuada y alineada para enamorar a nuestros padres, alumnos… clientes en general.
Para finalizar, comentó que para solucionar y adaptarnos a los cambios que la oferta y la demanda nos pedía, también se deberían cambiar los exámenes, ya que son la prueba del algodón de la innovación, si todo se innova los exámenes también tendrían que hacerlo.
-          Para mejorar las actividades que hacemos
-          Para adaptarnos a una situación de cambio.
-          Para hacer algo que antes no podíamos hacer.
Hasta aquí llega la parte de resumen de la charla. Una vez aquí es fácilmente visible que el punto de vista de este señor es bastante chocante. Esto es debido a que trata a la escuela como una empresa, con todo lo que conlleva ello, sin tener realmente en cuenta el aspecto emocional fuertemente ligado a la escuela.
Si nos basamos en este punto de vista de ver la escuela, en el que todo esté tan mecanizado y preparado, puede que sí que se obtenga el objetivo final, que al fin y al cabo, es formar profesionales para un futuro labora, pero ¿dónde queda entonces el factor humano en todo esto?
Realmente una buena operación de marketing es bastante eficiente para lograr aquello que nos proponemos, pero el problema y el quid de la cuestión es que en este caso no tratamos con objetos ni con comerciantes, sino que son niños y sus respectivos padres. Esto supone que este señor ha mezclado cosas totalmente incompatibles.
Con esta idea de formar a futuros profesionales bajo esta idea de ser los mejores a través del sistema oferta y demanda, nos olvidamos de algo importantísimo, que es enseñar a ser persona, y no una simple máquina eficiente que realiza su trabajo correctamente.
Me surge de esta manera la siguiente pregunta, ¿a qué precio formamos a profesionales si para ello no conseguimos personas?
Por mi parte, pienso que por muy planificado que lo puedas tener todo, en cuanto a cuestiones de estrategias comerciales, el factor humano es impredecible y no puede ser medida por ninguna magnitud.
En una buena educación se forman a profesionales, pero primero y antes de esto, se forma a personas, y para ellos hace falta una educación emocional, cosa que con este sistema de innovación no se lleva a cabo.

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